No quiso perderse la maltrecha semifinal del Us Open, pero parece que no le trajo demasiada buena suerte al bueno de Rafael Nadal. Aunque estoy segura de que ella con quién estaba era con el manacorí y no con el escocés que le arrebató el paso a la gran final (que como no, ha ganado Roger Federer y por quinta vez consecutiva).
El caso es que no estamos acostumbrados a verla en actos deportivos, ella es más de apoyar proyectos solidarios o acudir a intimistas estrenos, pero también es la prueba de que quién quiere una alfombra roja como la de Venecia cuando se puede lucir igual de maravillosa en las gradas de un improvisada pista de tenis.
Natalie Portman es digna de reseñar porque es tal la naturalidad que desprende, que aunque no se pegue, merece la pena tomar nota; yo la tomo de su vestido camiseta y de su vestido camisero (que no es lo mismo) de estampado tartán que tan divinamente le sientan, porque aunque les queden dos días a las sandalias, ahora sí, hay que sacar a pasear las botas y qué mejor que con modelos como estos
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