Tener o no tener… estilo, esa es la cuestión. El estilo tiene mucho que ver con la elegancia, pero no es el único factor que lo condiciona. La elegancia puede alcanzarse yendo a lo seguro, manteniendo los cánones de toda la vida, siguiendo la norma… Pero el estilo además exige carisma, modernidad, imaginación y riesgo. Por eso hay ‘pequeñas tendencias’ que pueden hacer entonar un ‘vade retro, Satanás’ a los más puristas, pero que un hombre con estilo sabrá acomodar en su armario.
En concreto tengo en mente las solapas ribeteadas que se pueden encontrar en toda colección de primavera que se precie y que viene a poner un punto original a las más clásicas chaquetas. Un sutil contraste de colores que enfatiza la estructura del cuello y que le da un toque ‘diferente’ tanto a las chaquetas de los trajes como a los blazers. Matiz que se puede llevar en tono sport, adoptando una actitud de estudiante de college británico centenario con escudo sobre el bolsillo superior incluido, como es el caso Kenzo o Lacoste, o se puede vestir a modo gentleman de los años 70 como propone Gucci. Para los más conservadores Etro opta por un ribete casi invisible, que crea un halo alrededor de la solapa en vez de la más usual terminación de un dedo de grosor. Aunque quizás, donde los conservadores más cómodos se hallen sea en las solapas tuxedo, o esmoquin, que permiten variaciones imaginativas con más permisividad dados los rígidos cánones de la prenda. Unas solapas-tuxedo que abandonan el esmoquin para incorporarse a chaquetas más versátiles como en la colección de DKNY.
Consejos de estilo. Ante la formalidad de las chaquetas de solapas ribeteadas, y en especial las de corte esmoquin, nada mejor que descontextualizarlas y usarlas en entornos informales conjuntadas con jeans y absteniéndose de llevar corbata. Llevar pañuelo de bolsillo de igual color que el ribete es básico.
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