viernes, 6 de enero de 2012

MODA LINDA


Es casi obsceno pensar en lo bien que está Arizona Muse en su idílica playa. Sobre todo es obsceno porque los mortales comunes del hemisferio norte piensan en apilar paquetes de regalos navideños y en sobrevivir al aguanieve y a las bajas temperaturas. Sin embargo, ese es el motivo por el que es tan fascinante. Una playa en verano tiene su atractivo, por supuesto, pero en invierno, cuando la ciudad solo respira hielo, es cuando el deseo, ese mecanismo tan propio de todos nosotros, se activa.


Dejamos, entonces, de ver la playa. Y ya solo vemos a Louis Vuitton.


Originalmente, cuando en invierno las casas de moda lanzaban una línea de productos completamente veraniegos, pretendían hacerlo para las mujeres ricas que desconocían la lluvia y el frío en sus existencias -salvo en las fiestas oficiales- ya que se escapan en crucero a cualquier lado en cuanto llega el frío. Sin embargo, hoy esto no tiene sentido. Ciertamente existen mujeres ociosas como las de antes de que las guerras mundiales y la liberación femenina acabasen con esa clase de criaturas pero, lamentablemente para las grandes marcas de moda, no las suficientes. Ahora se tienen que contentar con la alta clase trabajador con recursos y una cultura del capricho muy exacerbada.


Las líneas crucero que antaño servían para satisfacer una demanda que incluía no poder llevar ropa de otra temporada a su estancia de alta gama, ahora sirven para ofrecer novedades calentitas en un mundo que considera que las temporadas no existen, que el verano es lo mismo que el invierno y que, como en la Belle Epoque, las prendas duran horas vigentes. Solo unos pocos instantes hasta que el siguiente objeto de interés aparece en el horizonte.


Desgraciadamente, el concepto de "exclusividad" ya no está unido al de caro. Actualmente, eso no tiene nada que ver. Se espera vender tanto como Zara de una prenda y el éxito está asegurado si todas las chicas it, todas la cadenas de moda barata y todas las revistas lo sacan en portada y en sus páginas. Se trata de que se vea, de que no quede en el mundo de los privilegiados, que todos lo deseen. No es si no la popularización del mecanismo del deseo. Pero, qué bonitas sandalias..

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